Los dientes son una fuente abundante de células madres y son células maestras de nuestro organismo, mismas que son capaces de dar origen a todos los tejidos y órganos de nuestro cuerpo.

Las células madres dentales se encuentran en los 20 dientes sanos de leche que se caen entre los 6 y 12 años de edad, también los podemos obtener en dientes permanentes sanos de aquellos pacientes que van a ser sometidos a un tratamiento de ortodoncia con extracciones  y la extracción de las muelas del juicio, entre los 18 a 20 años, aún se pueden obtener.

Las terapias con células madres tratan enfermedades como: Parkinson, Alzheimer, diabetes, lesiones hépaticas, lesiones de médula espinal, esclerosis múltiple, enfermedades crónicas degenerativas, artritis, lesiones articulares, algunos tipos de cancér, lesiones en hueso, infartos  u otras enfermedades cardiacas, quemaduras graves, perdidas de córnea, lupus, entre otras, para que la terapia funcione es importante que la fuente de las células madres sea compatible con el huésped. Para evitar el rechazo de tejidos trasplantados, lo mejor es utilizar las propias células del paciente en estas enfermedades.

El procedimiento es simple, efectivo y no invasivo, cuando el diente es extraído por un dentista capacitado, se guarda en un kit especial y se tienen 48 horas para que el diente llegue al laboratorio para poder garantizar un aislamiento exitoso y las células sean  multiplicadas y se confirme su salud y viabilidad, para ser crío preservadas para su uso futuro.

La medicina continúa avanzando rápidamente en la obtenión de nuevos y mejores tratamientos con células madres para enfermedades incurables, preservar las células de su hijo,  es un excelente vía para asegurar las futuras necesidades biológicas que pudieran presentarse en la vida del niño o de algún miembro cercano de la familia como hermanos, padres, abuelos, tíos y tías, etc. son seguros biológicos que debemos aprovechar.

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